Hermanos Caballero: «El público no es gilipollas y hay que tratarle con respeto» (2025)

Por la cantidad de cosas que han hecho—La que se avecina, Escenas de matrimonio, Aquí no hay quien viva, Machos Alfa, El pueblo, Muertos S.L.—, podríamos estar hablando de gente que ya prácticamente rozara la jubilación. Y sin embargo, aquí están Laura Caballero (Madrid, 1978) y Alberto Caballero (Madrid, 1974), los hermanos Caballero, lozanos, jóvenes, aún con ganas de fiesta y dispuestos a seguir dando la batalla por la comedia. Militantes siempre de la risa, no se cortan a la hora de escribir comedia con asuntos espinosos, la muerte, el feminismo, la masculinidad tóxica… Son unos cachondos, saben que algún día llegará el momento en que les den por amortizados, y por el camino seguirán escribiendo, creando, dirigiendo. El público, y ya van más dos décadas de carrera, sigue estando de su lado.

PREGUNTA. – Dado vuestro historial de éxitos, de años en el mainstream, ¿cuándo llegará el fracaso?

ALBERTO CABALLERO (A.C). – En cualquier momento.

LAURA CABALLERO (L.C) Cada vez está más cerca.

A.C- Tenemos un sistema y es intentar que sea el siguiente proyecto, o sea el siguiente del siguiente. Tú estás preparando algo y oye, vamos a intentar fracasar un poquito más tarde y así vamos tirando. Pero llegará, siempre lo digo, si a Billy Wilder y a Woody Allen los han dado por amortizados en la industria que no le pasará a cualquier mortal, o sea, llegará. Además, cuando alguno piensa que somos infalibles, es una presión que nosotros no queremos.

L.C – Siempre podemos decir que no lo han entendido y ya está (ríe).

P.- ¿Para qué sirve el éxito?

A.C – Para sobrevivir.

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L.C – Y para que los demás se forren (ríe).

P.- Y para que también os compren más ideas, ¿no?

A.C- Sí, el único problema de que te compren más ideas es que luego hay que hacerlas. Es un privilegio que lógicamente haya una demanda dentro de la industria de las cosas que hacemos. Nos sentimos muy orgullosos y muy afortunados. Pero luego hay una realidad física de lo que dura un día, de lo que dura un mes, lo que dura un año y lo que te da tiempo a hacer. Entonces también te mete un poquito de estrés. O sea, llevan 20 años, por ejemplo, preguntándonos qué para cuándo el cine y cuando hacemos una película…

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P.- Aun así, lo hemos hablado antes de la entrevista, ahora están menos estresados.

A.C – Y la industria ha cambiado mucho. Lo que te cuidaba Netflix, por ejemplo, y no es una crítica a ninguna cadena generalista, es que nunca nadie nos ha tratado así. Y a nosotros te digo que nos han tratado bastante bien y hemos tenido una relación muy buena, especialmente con Mediaset y con Paolo Vasile, pero es otro mundo. Y lo que sí hemos tenido siempre ha sido mucho respeto creativo, o sea, no nos han tocado mucho las narices, no nos han metido mucha mano. Les ha gustado lo que hacemos y tampoco hemos tenido que volvernos locos o tener agrias polémicas, salvo al principio de Aquí no hay quien viva, que sí tuvimos unas bastante gordas. Pero luego en cuanto empezó a funcionar nos dejaron en paz.

Y la verdad es que nosotros hemos vivido bastante bien, pero ahora el trato que da la industria al creador no tiene absolutamente nada que ver. Antes el show era una cosa que no existía como concepto, eran series de las productoras y los que iban a las reuniones eran los productores y ahora no, ahora es una serie de autores. Ahora sales en el cartel, como si fuera cine. Ha cambiado mucho, ha cambiado para bien.

P.- Hablemos de Muertos S.L., de la que se acaba de estrenar la segunda temporada. Hablar de muertos, con perdón, ¿es cosa de la edad, de la madurez?

A.C – Claramente, tú vas cumpliendo años y vas introduciendo variables en tu existencia que no tenías. Y una de ellas, irremediablemente es el tema de la muerte. Entonces no es tanto que te preguntes por ella, sino que nosotros siempre, cuando elegimos los temas de las series, sobre todo últimamente, nos hemos dado cuenta que es para aprender cosas de temas que nos interesan. Igual que en su momento la deconstrucción masculina o como estamos encajando la 4.ª ola del feminismo, cómo se está reconfigurando la sociedad, pues también nos parecía un tema muy potente.

Entonces lo que estamos intentando hacer es seguir haciendo comedia, porque somos muy militantes de la comedia y cada vez más, pero que tenga siempre un trasfondo de temas interesantes de los que merezca la pena reflexionar. Que te lo pases muy bien, por supuesto, el objetivo es divertir a la gente, pero si luego te invitan un poquito a la reflexión o al de esto dónde me sitúo en este conflicto que tiene este personaje o esta trama que me están contando, pues súper bien.

P.- ¿Os ha cambiado la relación con la muerte?

A.C – A mí no mucho, porque ya la tenía bastante relativizada.

L.C – A mí radical aunque con la muerte per sé no lo sé, porque no sé cuál es mi relación con la muerte. Pero con el packaging de la muerte sí me ha cambiado, porque antes, de verdad, yo al pisar un tanatorio estaba a punto del «me voy un rato».

P.- Es gracioso comprobar el momento risas en los tanatorios.

A.C – Tú llegas allí, si es un familiar cercano o es alguien especialmente querido, ya estás pasando un luto de la pena mucho en la intimidad, no necesariamente en ese momento que no deja de ser un acto social y en algún momento tienes que desconectar un poco simplemente por protección cerebral. Y luego cuando no es una persona muy cercana, pero tienes que ir y estás pensando cuánto tiempo tengo que quedarme para no quedar especialmente mal, pues no puedes estar hablando todo el rato de cómo estarás hecho polvo.

L.C – ¿Cuánto te dura la visita oficial a un tanatorio?

A.C – ¿Cuánto dura? Esa es una de las grandes preguntas, pero llega un momento en el que te pones a hablar de gilipolleces porque no hay más temas de qué hablar. Entonces al final puedes acabar hablando pues del tiempo, del Atleti o contando un chiste.

L.C – Pero el ataque de risa puro, ese de me tengo que salir, creo que el tanatorio es un sitio muy típico.

A.C – Sobre todo porque muchas veces llega más gente muerta por la puerta que el difunto. Entra alguno que es lo que está es localizando, igual pensando «el siguiente en el escaparate soy yo».

Hermanos Caballero: «El público no es gilipollas y hay que tratarle con respeto» (4)

P.- La otra serie que estáis promocionando es Machos Alfa, ya en su tercera temporada, el tema da un poco más de alivio cómico.

A.C – Bueno…Se presta más a la polémica o a la disparidad de criterios. La muerte es muy universal, en el tema de la deconstrucción masculina hay más opiniones encontradas.

P.- Es cierto que el feminismo, la masculinidad tóxica, siempre son temas espinosos.

A.C – Si tuviéramos un mínimo sentido de la realidad, no debería serlo. Es una cuestión puramente de datos, pero parece ser que sí. Hombre, a nadie le gusta ceder el control del poder, sobre todo si lo está ejerciendo desde el principio de la humanidad. Pero no debería serlo, hay cosas que me parecen muy surrealistas, de que haya alguien en contra de evidencias tan claras.

L.C – A la gente le da mucha pereza pensar.

A.C – Pero por eso está bien el tema de la comedia y a mí por eso me gusta mucho Machos Alfa, porque puedes hacer comedia y puedes divertirte, pero creo que entra mejor, da más pie a la reflexión que un drama, que siempre va a ser un poquito más panfleto irremediablemente.

Aparte que me parece igual de impostado el drama que la comedia, esto de que tiene mucha verdad, no, verdad no tiene ninguna, somos 200 tíos ahí haciendo una cosa que no existe. Es igual de mentira que cualquier otra cosa.

Pero a mí me gusta mucho porque entra mejor la gente, es un poquito más receptiva y sincera y luego se lo pasa muy bien desde el machirulo a la feminista radical que está con el cuchillo entre los dientes viendo a ver qué encuentra para intentar crear un hashtag con alguna polémica y no lo consigue. Pero toda esa gente se la ve, entonces al final algo queda.

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P.- Vosotros, como creadores, tenéis un modo de crear personajes, especialmente los perdedores, a los que siempre les concedéis un espacio de ternura.

A.C – Y que la derrota es tierna.

L.C – Es que todo siempre puro es lamentable. Y cuando ves a la gente ahí, las penurias y las miserias, mola mucho.

A.C – Y por eso en Machos Alfa también intentamos que no pareciera un panfleto. Intentamos también hacer personajes realistas con sus defectos y sus taras. O sea, no se trataba solo de decir que hay cuatro gilipollas aquí que no están entendiendo nada. Es una cuestión de oye, todos somos seres imperfectos, estamos todos metidos en la misma movida y cada uno lo gestionamos cómo podemos. Pero creo que a la sociedad en general y al mundo le hace falta bastante más empatía y entender de qué va esto de esto. La vida es un drama compartido y deberíamos ser un poquito más majos unos con otros.

P.- Pregunta para Alberto, como hombre, ¿se ha deconstruido con esta serie?

A.C – Pues estoy aprendiendo mucho y sobre todo estoy haciendo un poquito acto de contrición con mi pasado, y me gusta mucho que no salgo nada mal parado. O sea, quiero decir que la excusa digamos que siempre hemos tenido de nos han educado así o eran otros tiempos, no. Me doy cuenta que, en general, mi relación con las mujeres ha sido razonablemente sana y en ese sentido no tengo grandes cosas que reprocharme, menos mal.

Pero a partir de ahí, si conceptualmente es muy interesante los territorios en los que te mete porque abarca un montón de temas, entonces también me he documentado mucho, he leído mucho, he leído mucha lectura de feminismos actuales y anteriores, de ensayos que van saliendo y la verdad es que es súper interesante.

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L.C – Tengo que decirte que a veces tengo más masculinidad tóxica yo que Alberto, a su favor diré.

A.C – Bueno, es uno de los temas que ha pasado en la serie, las hemos tenido que frenar a ellas a la hora de escribir. En su momento tuvimos que decir no podemos escribir eso.

L.C – Pero es que hay mucha mujer con mucha masculinidad tóxica.

A.C – Pero fíjate, no lo consideraba tanto masculinidad tóxica, sino que hay un componente de mujeres empoderadas, digamos de 40 para arriba, que han tenido que empoderarse en una sociedad muy patriarcal y muy machista, que han hecho su trabajo porque tienen mucho carácter y porque se le ha sudado básicamente, y que no comparte mucho del ideario más radical que tiene ahora el feminismo. Pero posiblemente porque no les ha hecho falta.

L.C – Y porque a lo mejor han tenido que imitar formas antiguas de poder, porque la gente que había en el poder históricamente eran más ese tipo de macho alfa.

A.C – Laura ha tenido muchas anécdotas, ella empezó a dirigir Aquí no hay quien viva con 24 años y ha tenido anécdotas con actores y con más gente. Ella ha vivido en sus carnes o directamente con jefes que hemos tenido, ella ha tenido que pelear desde otro sitio diferente al mío.

P.- Empezó Laura Caballero con 24 años en el 2003, aquello era otro mundo y otra tele.

L.C – Además lo tenía todo. Obviamente no había pisado un plató de ficción, era una chica muy joven y sobrina del productor.

A.C – Pero bueno, eso es carácter.

P.- ¿Tiene más carácter Laura que Alberto?

L.C – No, pero es verdad que Alberto sabe cuándo sacarlo a pasear. Elige bien los momentos, no tiene un carácter absurdo. Y yo intento cabrearme muy poco para que el día que me cabrea que se note y que no me afecte a la piel y esas cosas.

«Hay un déficit de comedia porque todo el mundo le tiene un poco de miedo»

P.- También he leído que esta tercera temporada de Machos Alfa, es la más tierna.

L.C – A mí me han dicho que hay frases más heavys. O sea, que es un poquito más gamberra, un poco más canalla y más valiente. Pero es verdad que luego hay algún momentito más, que además creo que está bien encajado, que veremos las almitas en un momento dado.

A.C – Realmente hemos descubierto que como la comedia a nivel de premio está siendo invadida por el drama, hemos decidido presentar Machos Alfa a mejor drama. Entonces tenemos que meter dos o tres momentos, igual que otros meten dos o tres chistes y se meten en comedia. Pues digo igual si metemos un par de momentos así sentidos, lo podremos meter en drama.

L.C – Pero si es que además siempre lo decimos, casi todo lo que les pasa es dramático. Todos tienen momentos muy dramáticos, todo es muy dramático, ahora que la gente se ría luego…

P.- En un momento donde la literalidad nos ha consumido y la gente se toma todo al pie de la letra, me gusta mucho el uso de la de la capa irónica. Y ya no es tan mayoritario hacer ironía con temas sensibles o crudos. Eso sí me parece importante. No sé si es una defensa de la ironía, pero sí un modo de hacer comedia.

A.C – Pero por eso creo que ahora mismo hay un déficit de comedia, porque todo el mundo le tiene un poco de miedo a priori. Ahora mismo hay bastante menos comedia que otros géneros como un thriller, drama, terror o cualquier otro género que digas. Hay una carestía, una escasez de comedia por el hecho de que tienes más que perder que ganar. Es un acto más valiente por parte de todos, de cadenas, de plataformas, de autores, porque al final sabes que es más fácil que te estén criticando.

La delgada línea roja del tono es una cosa más fina. Yo ahora lo estoy diciendo mucho porque hemos hecho la prueba con la inteligencia artificial. Les hemos pedido un texto de drama y ha sido medianamente digno lo que ha sacado y hemos probado con un texto de comedia y era un desastre, una catástrofe. La comedia se controla peor por parte de todos.

P.- O sea, la IA no vale para comedia.

A.C – Por ahora no.

L. C – Igual tiene su público, pero el nuestro creo que no va a ser.

P.- También tienen una cosa como creadores, o al menos a mí me lo parece, y es que habéis hecho comedia, pero con un trasfondo de realidad. Recuerdo la burbuja inmobiliaria en La Que se Avecina, el feminismo ahora con Machos Alfa y el tema de los muertos siempre está presente. Pero hacéis una comedia que además explica la realidad.

L.C – Bueno, creo que de hecho hay gente que me está diciendo «pero es que salen cosas que existen», claro que existen, o sea, está muy bien y es súper necesario además para que los padres las conozcan para sus hijos sean adolescentes. Porque si no, imagínate si ahora que tienen solo cuatro años ya te pillan perdidos con las nuevas generaciones, imagínate cuando tus hijos sean un poco más mayores. O sea, tienes que estar al día de cosas que cuando te metes en tu día a día en tu burbujita ni te imaginas que están sucediendo. Entonces es muy guay que te las pongan delante y te preguntes si esto de verdad existe. Y que te pongas a buscarlo, claro.

A.C – El mejor dato que tenemos desde el punto de vista de lo que dices, de explicar la realidad, es que chavales de 12 años están enganchados ahora a Aquí no hay quien viva, que de repente la ves en Netflix y había sido lo más visto de diciembre. Y no había nacido esa gente, pero es que no habían nacido ocho años después de que termináramos de grabarla.

Entonces esa parte de ir un poco con el rollo contemporáneo, un poco con la sociedad, pues sí, mola, nos hemos quedado nosotros ahí. Luego hay otras series que explican momentos puntuales y cosas, pero creo que ahora se está yendo mucho desde un punto de vista de contenido al género, a trabajar mucho el género.

Sí ahora está de moda el true crime, pues se hacen muchos, igual que hace unos años se volvieron las series históricas y de repente empezó Isabel, y a partir de Isabel, de repente hubo una época en la que las teles en abierto se pusieron a hacer series de época como si no hubiera otra cosa. Va por rachas, lo que pasa es que, bueno, sí, creo que debe haber alguien contando un poco lo que está pasando.

Hermanos Caballero: «El público no es gilipollas y hay que tratarle con respeto» (6)

P.- Como escritores de comedia tenía interés en preguntaros un tema muy de actualidad, y me refiero a que una de las grandes batallas del año pasado y tiene pinta que va a seguir siendo este año enfrenta a dos programas cómicos de televisión. Uno es La Revuelta de Broncano y otro es El Hormiguero de Pablo Motos, tampoco hay muchas dudas, ¿veis alguno?

A.C – Suena feo, pero dejé de ver la tele en abierto hace no recuerdo cuánto. En directo veo deportes, algún telediario y hasta la tele en abierto la veo a través de plataformas.

P.- ¿Pero estáis al tanto del fenómeno?

A.C – Sí, sí. A ver lo que he pensado durante muchos años, pero era una opinión totalmente personal, es que El hormiguero era un programa que funcionó muy bien durante un montón de años, pero que tampoco había tenido nunca una excesiva competencia. Por el motivo que fuera, no le habían competido realmente.

Lo de Televisión Española a mí me ha parecido muy valiente como propuesta, porque si le hacemos caso al target nunca hubiera tenido sentido contratar a Broncano para hacer un programa a esa hora. Y sin embargo, mírale, y además particularmente los días que he visto de refilón un rato de La resistencia, es un programa que es agradable. Los veo con el punto gamberro justo de ser sanote, no lo veo tampoco veo un excesivo colmillo.

L.C – A mí me gusta que vuelva a haber salseo en la tele abierta, un pique mítico, es revitalizador para el medio. Y con mi parte malvada, me hace un poco de gracia imaginarme a Pablo Motos levantándose a mirar la audiencia cuando lleva siendo el rey de tantísimo tiempo, para los dos programas es muy bueno.

P.- Una curiosidad, cuando veis en redes sociales, a gente que se toma en serio, por ejemplo, a personajes vuestros como Amador Rivas o Antonio Recio, ¿qué os sale pensar por dentro?

A.C – Da igual, no lo juzgo. A mí me da igual que digan si alguien se lo cree, si alguien no entiende lo que es parodia. La gente siempre tiende a pensar que el público es gilipollas y yo estoy muy en contra de ese pensamiento, el público no es gilipollas y hay que tratarle con respeto y muchos de los problemas que vienen de la calidad de la televisión que tenemos es de no respetar al público. Si los consideramos gilipollas, pues mal vamos. Que la gente se lo toma en serio, mira la gente es más lista que eso. Lo que pasa es que luego le puede hacer mucha gracia ese personaje y es tu puntito de transgresión.

Exactamente igual que el nuestro es escribirlo. Yo no pienso como Amador Rivas, yo no pienso como Antonio Recio o yo no pienso como los personajes más machirulos de Machos Alfa, ni creo que el feminismo ha llegado demasiado lejos. Pero lo escribo porque me divierte, pues porque a ellos no les va a divertir comentarlo y disfrutarlo, llegar a la clase y descojonarse, y decir Antonio Recio es mi ídolo, es que también es mi ídolo. Quiero decir, me parece un desgraciado, pero es mi ídolo y quiero una camiseta de Marisco Recio, pero no pasa nada. Y ese niño, ese adolescente va a ser un una persona socialmente viable y normal.

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P.- Tengo la última, ya habitual en El purgatorio, si tuvierais que elegir un epitafio para vuestra lápida, ¿cuál sería?

A.C – No podemos superar el que dijo Carlos Areces: «Fue agradable al tacto». Cualquiera está por debajo, le estoy citando para que luego no me acuse.

L. C – Lo mejor de la incineración es que no tienes que buscarte un epitafio.

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